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La amenaza de la nanotecnología para el suelo y la cadena alimentaria

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Miles de productos no sometidos a ensayo que incorporan nanotecnología así como la manipulación de materiales naturales y sintéticos a nivel molecular y atómico, ya se producen comercialmente – en envasado de alimentos, cosméticos, equipamiento deportivo, vestimenta, electrodomésticos – y más se están produciendo en línea a pesar de la total ausencia de un marco regulatorio que evalúe su impacto sobre la salud humana y el medio ambiente. Un creciente número de estudios de laboratorio señalan la toxicidad potencialmente aguda de las nanomateriales artificiales (ENMs por su sigla en inglés). Por ejemplo, los ubicuos nanotubos de carbono utilizados en muchos ENMs, han sido convincentemente vinculados a cambios toxicológicos en los pulmones. Eso no ha impedido que la FAO de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y otras instituciones internacionales  promuevan su utilización en la producción agrícola en nombre de la “intensificación sustentable”.

Nanomateriales en el suelo – nuestra futura cadena alimentaria, un importante nuevo estudio del Institute for Agriculture and Trade Policy de EE.UU., destaca la existencia de riesgos específicos para la salud del suelo y la producción de alimentos por esta creciente inyección de nanopartículas artificiales. Los nanomateriales pueden entrar al suelo y, a través del mismo, a la cadena alimentaria, mediante su utilización en insumos como fertilizantes y plaguicidas. También ingresan en tierras agrícolas mediante la aplicación de biosólidos – los residuos del tratamiento de desperdicios mezclados cada vez en mayor medida con los nanoresiduos provenientes de  aplicaciones comerciales y de los consumidores.

La salud del suelo, la base de la producción de los alimentos, depende de un frágil equilibrio ecológico de materia orgánica, microbios, micro y mega fauna, contenido mineral, clima y otras condiciones. Ese delicado equilibrio puede alterarse con facilidad – y su alteración puede ser fatal. Los actuales métodos de producción de alimentos están destruyendo el suelo mil veces más rápido de lo que puede ser generada mediante procesos naturales.

La evidencia presentada por IATP apunta al impacto potencialmente grave de los ENMs en la agricultura. Considerando los posibles riesgos, la aplicación del principio de cautela debe velar para que estos productos se mantengan fuera de la tierra, tanto como insumos o como biosólidos.

La defensa de la biodiversidad del suelo es un elemento clave en la defensa del derecho humano universal a los alimentos, pero en la actualidad no existe marco nacional ni internacional alguno que garantice esa protección. Este agujero negro jurídico se acrecienta por la total ausencia de reglamentación nano-específica en lo referente a productos de consumo o la salud y seguridad de los trabajadores, incluso las condiciones laborales y de vida de los trabajadores agrícolas.

Hace casi 6 años, una coalición internacional de 44 organizaciones sindicales, ambientales, de salud pública y formulación de políticas sanitarias, nacionales e internacionales – incluidas la UITA, la entonces CIOSL y la AFL-CIO de EEUU, BCTGM y United Steelworkers – lanzaron un llamamiento en favor de una enérgica y amplia supervisión regulatoria, en todos los niveles de la nanotecnología y sus productos.

Esa iniciativa no logró desacelerar la avalancha de productos comerciales que se lanzaron al mercado. Se necesitan nuevas iniciativas, con apoyo aún más amplio. Movilizar para generar ese apoyo, contra una amenaza invisible a simple vista, no será fácil, pero debe hacerse.

IUF.
UITA - Unificando los trabajadores agroalimentarios y de hostelería en todo el mundo

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